martes, 16 de junio de 2009

Como todos sabemos los barcos no son el unico desecho que hay en los rios, pero yo me quiero enfocar en esto. Quizas solo por cuestiones que nos involucran a todos, la contaminación.
Ya resolvi una parte de el trabajo, se me complica un poco el sentido del olfato.
¡El mejor residuo es el que no se produce!

*10 añosEse es el tiempo que tarda la naturaleza en transformar una lata de refresco o de cerveza al estado de óxido de hierro. Por lo general, las latas tienen 210 micrones de espesor de aluminio recubierto de barniz y de estaño. A la intemperie, hace falta mucha lluvia y humedad para que el óxido la cubra totalmente.
*5 añosUn trozo de chicle masticado se convierte en ese tiempo, por acción del oxígeno, en un material superduro que luego empieza a resquebrajarse hasta desaparecer. El chicle es una mezcla de gomas de resinas naturales, sintéticas, azúcar, aromatizantes y colorantes. Degradado, casi no deja rastros.
*100 a 1000 añosLas botellas de plástico son las más rebeldes a la hora de transformarse. Al aire libre pierden su tonicidad, se fragmentan y se dispersan. Enterradas, duran más. La mayoría está hecha de tereftalato de polietileno (PET), un material duro de degradar: los microorganismos no tienen mecanismos para atacarlos.
*1000 añosLos vasos descartables de polipropileno contaminan menos que los de unicel. Pero también tardan en transformarse. El plástico queda reducido a moléculas sintéticas; invisibles pero siempre presentes.
*300 añosLa mayoría de las muñecas articuladas son de plástico, de los que más tardan en desintegrarse. Los rayos ultravioletas del sol sólo logran dividirlo en moléculas pequeñas. Ese proceso puede durar cientos de años, pero desaparecen de la faz de la Tierra.
*200 añosLos tenis están compuestos por cuero, tela, goma y, en algunos casos, espumas sintéticas. Por eso tienen varias etapas de degradación. Lo primero que desaparece son las partes de tela o cuero. Su interior no puede ser degradado: sólo se reduce.l a 2 años
*1 a 2 añosBajo los rayos del sol, una colilla con filtro puede demorar hasta dos años en desaparecer. El filtro es de acetato de celulosa y las bacterias del suelo, acostumbradas a combatir materia orgánica, no pueden atacarla de entrada. Si cae en el agua, la desintegración es más rápida, pero más contaminante.
*3 a 4 mesesLos boletos de cine, eventos y propaganda impresa, son los objetos que más se arrojan al piso. En ese destino final encuentran rápidamente el camino para desaparecer. La lluvia, el sol y el viento los afectan antes de ser presas de bacterias o de hongos del suelo. Si se encuentran en una lluvia fuerte se disuelve en celulosa y anilinas.
*4000 añosLa botella de vidrio, en cualquiera de sus formatos, es un objeto muy resistente. Aunque es frágil porque con una simple caída puede quebrarse, para los componentes naturales del suelo es una tarea titánica transformarla. Formada por arena y carbonatos de sodio y de calcio, es reciclable en un 100%.
*30 añosLos envases tetra-brik el 75 % de su estructura es de celulosa, el 20 de polietileno puro de baja densidad y el 5 por ciento de aluminio. Lo que tarda más en degradarse es el aluminio. La celulosa, si está al aire libre, desaparece en poco más de 1 año.
*150 añosLas bolsas de plástico, por causa de su mínimo espesor, pueden transformarse más rápido que una botella de ese material. Las bolsitas, en realidad, están hechas de polietileno de baja densidad. La naturaleza suele entablar una "batalla" dura contra ese elemento. Y por lo general, pierde.
*30 añosEs uno de los elementos más polémicos de los residuos domiciliarios. No obstante que la mayoría de los aerosoles, han dejado de incluir el CFC como parte de sus componentes (clorofluorocarbonos: dañan la capa de ozono), su estructura metálica lo hace resistente a la degradación natural. El primer paso es la oxidación.
*100 añosJunto con el plástico, el unicel no es un material biodegradable. Está presente en gran parte del embalaje de artículos electrónicos. Y así como se recibe, en la mayoría de los casos, se tira a la basura. Lo máximo que puede hacer la naturaleza con su estructura es dividirla en moléculas mínimas.
*1 añoEl papel, compuesto básicamente por celulosa, no le da mayores problemas a la naturaleza para integrar sus componentes al suelo. Si queda tirado sobre tierra y le toca un invierno lluvioso, no tarda en degradarse. Lo ideal, de todos modos, es reciclarlo para evitar que se sigan talando árboles para su fabricación.
*Más de 100 añosLos corchos de plástico están hechos de polipropileno, el mismo material de los popotes y envases de yogur. Se puede reciclar más fácil que las botellas de agua mineral (que son de PVC, cloruro de polivinilo) y las que son de PET (tereftalato de polietileno).
*3 a 4 semanas
Los desechos orgánicos, tardan tan sólo 4 semanas en degradarse, claro esta, siempre y cuando no se mezclen con desechos inorgánicos o sustancias químicas.
*100 a 1000 años
Los disketes se encuentran formados por plástico y metal en su exterior. Su interior cuenta con una delgada película magnética. Todos estos materiales son difíciles de degradar de manera natural.
*30 años la aleación metálica que forma las tapitas de botellas puede parecer candidata a una degradación rápida porque tiene poco espesor. Pero no es así. Primero se oxidan y poco a poco su parte de acero va perdiendo resistencia hasta dispersarse.
*100 añosDe acero y plástico, los encendedores desechable se toman su tiempo para convertirse en otra cosa. El acero, expuesto al aire libre, recién comienza a dañarse y enmohecerse levemente después de 10 años. El plástico, en ese tiempo, ni siquiera pierde el color.
En el trabajo de los 5 sentidos. En mi caja voy a poner cosas relacionadas con los objetos que ya no se utilizan y que quedan en el rio sin conciderar el mal que se hace a la naturaleza. elegi este tema porque siempre me dio mucha impresion los barcos abandonados, y siempre me pregunte porque no reciclarlos. ya que esos materiales son todos reciclables, y demoran muchisimos años para que la naturaleza los pueda transformar, y en este proceso nos perjudica a todos.

jueves, 11 de junio de 2009

John Berger es hijo de un converso al cristianismo y a quien el servicio como oficial de la infantería en el ejército británico durante la Primera Guerra Mundial le quitó las ganas de ser sacerdote, pero no la fe. De su padre, dice el propio Berger, heredó el talento para la pintura y cierta moral de soldado que siempre ha intentado imitar. “Al contrario de lo que me ocurre con muchos políticos actuales, a quienes me resulta imposible respetar, yo respeto a los soldados, porque ellos son conscientes de las consecuencias de lo que hacen”, declaró a EPS. En la misma entrevista añadía “Si mi madre está tan cerca de mí es porque durante mi infancia, y ya adulto, siempre me dejó ser muy libre”.
A los 16 años se escapó del St. Edward’s School de Oxford decidido a estudiar arte “y ver mujeres desnudas”. Obtuvo una beca para estudiar en la «Central School of Art» de Londres, aunque pocos años después se enrolaría en el ejército británico, donde sirvió entre 1944-1946. Finalizada la guerra, retoma sus estudios en la «Chelsea School of Art» con otra beca, esta vez concedida por el propio ejército. Entre 1948 y 1955 impartió clases de dibujo en la misma escuela donde Henry Moore impartía clases de escultura. Durante ese periodo traba vínculos con el partido comunista británico y no tardará en empezar a publicar artículos en el Tribune, donde escribiría bajo la estricta supervisión de George Orwell. En 1951 comenzó un periodo de colaboración con la revista New Stateman, colaboración que se prolongaría hasta diez años y en la que se revela como crítico de arte marxista y defensor del realismo. En 1960 se publica Permanent Red, volumen que recogerá una selección de los artículos publicados en New Stateman.
A los treinta años decidió dejar de pintar para dedicarse completamente a la escritura, no porque, según sus palabras, dudara de su talento como pintor, sino porque la urgencia de la situación política en la que vivía (plena guerra fría) parecía requerir de él que se pusiera a escribir. En 1958 publicó su primera novela, Un pintor de nuestro tiempo. En ella se relata la vida de un pintor húngaro exiliado en Londres. El evidente compromiso político de la novela y el realismo con el que se narraba —siempre en primera persona—, hizo pensar a muchos que se trataba de un diario íntimo y no de ficción. El libro estuvo a la venta durante un mes, al cabo del cual la editorial, Secker&Worburg, retiró la novela de las librerías. Más tarde se ha sabido que dicha retirada se llevó a cabo bajo presión del Congress for Cultural Freedom, una asociación de abogados anticomunistas.
Pero Berger siguió escribiendo, novela, ensayo, artículos en prensa, poesía, guiones de cine —junto a Alain Tanner— e incluso obras de teatro, y entre tanto decidió emigrar voluntariamente a un pueblo de los Alpes franceses. Se ha publicado muchas veces que lo que provocó aquel auto-exilio fue la vocación de ser un “escritor europeo”, aunque más tarde Berger ha confesado no haber conseguido sentirse en casa en el Londres de aquella época, una ciudad en la que no parecía encajar.
En 1972 la BBC emite una serie de televisión que fue acompañada por la publicación del texto Modos de ver, que marcó a toda una generación de críticos de arte, se ha convertido en libro de texto en las escuelas británicas y que tomaba prestadas muchas ideas de La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, el artículo de Walter Benjamin de 1936. Y ese mismo año, Berger, gana inesperadamente el prestigioso Booker Prize por su novela G., levantando especial revuelo su decisión de donar la mitad del monto del premio al Partido Pantera Negra británico.
A lo largo de los años ochenta va publicando escalonadamente la excepcional trilogía De sus fatigas, en la que estuvo trabajando durante quince años y en la que aborda el cambio que estamos experimentando con el paso de la vida rural a la urbana. En Puerca tierra nos anuncia una investigación en un modo de vida que tardará menos de un siglo en desaparecer, la vida campesina. En Una vez en Europa relata los amores que origina una vida así y, finalmente, en Lila y Flag acompañamos a la siguiente generación a una existencia en la gran ciudad cosmopolita. Pero la investigación se extiende hacia la formal y al leer somos testigos de la búsqueda de una voz con la que relatar este excepcional acontecimiento de la humanidad.
En la elección de los temas sobre los que escribe, John Berger ha seguido evidenciando hasta hoy su compromiso con la escritura como medio de lucha política. Así se puede comprobar, por ejemplo, en El tamaño de una bolsa, que incluye una correspondencia con el subcomandante Marcos, en Hacia la boda, que gira en torno al SIDA, o en King, un relato de la vida de los sin techo, además de en su activa colaboración como articulista para la prensa de muchos países. Aunque con el paso de los años ha tomado cierta distancia respecto a antiguas posturas políticas, por ejemplo respecto de su apoyo al régimen soviético, hace poco terminaba uno de sus artículos, publicado en La jornada y titulado “Dónde hallar nuestro lugar”, diciendo: “Sí, entre muchas otras cosas, sigo siendo marxista”.
Walter Benjamin
Fue un hijo de la burguesía más acomodada de Alemania. Él mismo, en sus reflexiones, recuerda con ternura los cuentos que le contaba su madre, los cuales le sirvieron como base para una de sus teorías: «el poder de la narración y de la palabra sobre el cuerpo». Reflexionó sobre la relación que los cuentos establecían entre la tradición y la actualidad.
Se adhirió al ala más radical de la juventud, era partidario de la revolución cultural de Alemania, pero rechazó la enseñanza universitaria. Se acercó a Kant (idealista), y a Hegel (Dialéctica). En 1912, se dio cuenta de que era judío porque se sintió marginado y rechazado en la universidad, pero a pesar de ello, Schlohem le invitó a meditar el movimiento sionista, aunque él lo rechazó. A partir de este momento, el mesianismo le persiguió. En 1914 se presentó voluntario para ir a la guerra, pero dio marcha atrás porque dos amigos suyos se suicidaron. En sus años universitarios tuvo el valor de impugnar el origen teórico del formalismo (Wölffin). Escribió sobre su preocupación por el lenguaje como pieza clave de la vida. «El hombre se comunica en el lenguaje, no por el lenguaje».
Inició una relación con Dora Pollack y tuvieron un hijo. Buscó un tema para su tesis, que lo encontró en la filosofía de Kant y Platón. Como resultado de sus estudios enunció el concepto de crítica de arte en el romanticismo alemán. Además intentó fundar una revista pero fracasó. En este periodo también escribió un texto en el que analizaba el concepto de «mito», e inició una relación con Asja Lacis.
Quiso entrar como profesor en la universidad pero lo rechazaron por ser judío. Escribió El origen del drama barroco alemán, donde trabajó el concepto de «alegoría»; con él, deja en evidencia su concepción mesiánica de la vida.
En esta etapa abrazó literalmente el materialismo y apartó todo lo demás y aquí afirmó su posición ante las tendencias del momento: jamás militaría ni en el sionismo, ni en el comunismo ni en el fascismo. Para él el verdadero mal es la naturaleza, la salvación de la humanidad está ligada a la salvación de la naturaleza. Quedó fascinado con las obras de Proust y Baudelaire; para él eran observadores natos de la vida. En 1926 murió su padre y se fue a Moscú, donde escribió un diario y confirmó su teoría sobre las tendencias políticas, lo cual provocó que se aislara por completo. En el 29 rompió su relación con Asja y un año después murió su madre: se vio obligado a hipotecar su herencia para pagar las exigencias de su mujer. Fue una etapa difícil pero su romanticismo le hizo pensar que era el inicio de una nueva vida.
Benjamin criticó sin piedad a Hitler, a la teoría fascista y también a la izquierda. Intentó conciliar el marxismo y el judaísmo. En el 30 consiguió reunir su biblioteca y en 1931 experimentó con el hachís, incluso escribió un libro sobre él y sobre un club del siglo XIX en el que se reunía para consumirlo. Intentó suicidarse. Se fue a Ibiza y escribió muchos cuentos, también escribió a Schlohem sobre una fatiga infinita que le invadía.
Ya no volvió nunca más a Berlín, ya que el fascismo se lo impedía. Tuvo la necesidad de vincularse a algo para que lo mantuviera, así que buscó la complicidad de Adorno y Horckheimer. Este último le acusó de no ser un buen materialista. Walter malvivía con lo que cobraba de esta escuela, por lo que decidió no salir de casa y se aisló social y físicamente. Se vinculó al círculo de Georges Bataille, pero como no tenían dinero, no le convenía.
Los paisajes parisinos son una nueva teorización de la historia moderna. Las condiciones de su existencia empeoraban cada vez más. Estaba muy enfermo y en su último texto expresó su esperanza más escatológica: «ha desaparecido toda desesperación; el pensamiento religioso y político» se funden en uno solo. Walter Benjamin murió el 26 ó 27 de septiembre de 1940 en Portbou (España) después de que el grupo de refugiados judíos que integraba fuera interceptado por la policía franquista. Diversas fuentes han atribuido su muerte a un suicidio ante la situación desesperada en la que se encontraba. Benjamin pensaba que les negarían el paso a través de la frontera. Al resto del grupo le fue permitido cruzar la frontera al día siguiente (posiblemente consecuencia del suicidio de Benjamin). Un artículo de Stuart Jeffries titulado «Did Stalin Killers liquidate Walter Benjamin» (The Observer, 8 de julio de 2003) afirma que Benjamin fue asesinado por agentes secretos estalinistas.